¿Qué os motivó a uniros como voluntarias con la Fundación Mirada Solidaria y participar en esta misión de cooperación?
Lo cierto es que la oftalmología es una especialidad que siempre me ha llamado la atención y mucho más al cursarla. Además, siempre había querido colaborar en un voluntariado internacional; así que, cuando el Doctor Durán me ofreció la oportunidad de cooperar con la Fundación, no me lo pensé dos veces.
¿Cuál fue vuestro papel o responsabilidad principal durante vuestro tiempo como voluntarias en el proyecto?
Iba con la mentalidad de ayudar en lo que fuera necesario. La experiencia a nivel profesional fue muy variada, ya que colaboré en distintos departamentos donde registraba pacientes, tomaba constantes vitales, analizaba resultados en el laboratorio, hacía exploraciones oftalmológicas e incluso asistí a uno de los doctores en una cirugía, lo cual fue inolvidable.
¿Podéis compartir alguna experiencia o anécdota memorable que hayáis vivido durante su estadía?
La experiencia fue muy gratificante no solo desde el punto de vista profesional, sino también a nivel personal. Recuerdo con mucho cariño el caso de una niña de unos 6 años que vino por primera vez a la consulta de oftalmología y estaba muy asustada, tanto que no dejaba que le dilatáramos la pupila para graduar. Personalmente, me gustan mucho los niños, así que estuve un rato largo hablando con ella hasta que nos hicimos amigas y conseguí convencerla. Fue muy gratificante quitarle el miedo a la consulta médica, que es algo muy común entre niños; y pudo irse a su casa contenta con sus gafas nuevas y viendo mejor que nunca.
¿Qué desafíos enfrentasteis durante vuestro período de cooperación y cómo los superasteis?
Al principio fue algo complicado entender el método de trabajo que se usa en Trinidad, ya que al haber menos recursos, era diferente a lo que había visto en España. No obstante, la buena voluntad de los médicos y su paciencia hicieron que aprendiera sobre cómo hacer mucho con muy poco, y acabé admirando a todos los profesionales que allí trabajan.
¿Cómo describiríais el impacto de vuestro trabajo en la comunidad o el proyecto en el que participasteis?
Tuvimos la oportunidad de visitar una comunidad en el campo con muy pocos recursos donde pude comprobar la forma altruista de actuar de todos los voluntarios, así como la gran cantidad de fármacos que llevaban para tratar a quienes no pueden permitirse comprarlos. Fue la mejor experiencia del voluntariado, donde realmente más útil me sentí, ya que el personal era escaso y ayudando a uno de los doctores pudimos tratar 25 niños en una mañana.
¿Qué aprendisteis personalmente de esta experiencia de voluntariado en términos de habilidades, conocimientos o valores?
Tuve la oportunidad de aprender mucho, ya que fue un mes de trabajo intenso. Sin embargo, agradezco mucho haber aprendido trabajo de enfermería, ya que es algo que nunca había hecho y considero muy importante que también los médicos sepan curar, vendar o limpiar heridas, por ejemplo. En cuanto a los valores, me quedo con la empatía y la entrega desinteresada con la que trabaja todo el personal de la comunidad. Pienso que a veces, con las prisas, se nos olvida que los pacientes son personas con sus preocupaciones y sus miedos, algo que allí respetaban mucho y que admiro.
¿Cómo fue vuestra interacción y colaboración con los miembros locales de Fundación Miradas Solidaria y la comunidad beneficiaria?
Tuvimos una muy calurosa acogida por parte de todo el equipo. Durante toda la estancia se preocuparon de nuestro bienestar, tuvieron paciencia con nosotras y nos enseñaron mucho. Son muy buenos profesionales, así como grandes personas; nos integraron y nos hicieron sentir como en casa, tanto que se nos hizo muy difícil la despedida, ya que los consideramos como si fueran nuestra familia boliviana.
¿Qué aspectos de la cultura o el entorno os sorprendieron o enriquecieron durante vuestra estancia?
Siempre había querido viajar a latinoamérica y qué mejor que a Bolivia, un país con una variedad geográfica y natural muy distinta a la que estoy acostumbrada. El atardecer en un afluente del Amazonas con delfines rosas o las capibaras en los arroyos en medio de la ciudad son algunas de las imágenes que me guardo para siempre. Aunque creo que si tuviera que quedarme con algo, sería la comida, la música y la amabilidad de la gente.
¿Cuál es vuestra perspectiva sobre la importancia del voluntariado internacional y la cooperación en el desarrollo?
Aunque siempre había pensado que los proyectos de cooperación internacional eran necesarios, ha sido al visitar las zonas más pobres de Bolivia con la Fundación cuando he sido consciente de su gran labor, ya que no solo tratan a pacientes con pocos recursos, sino que además se involucran en la mejora asistencial aportando material y maquinaria al centro de salud, de forma que los profesionales que allí trabajan puedan continuar con la labor social.
¿Tenéis planes de continuar vuestro involucramiento con la Fundación Mirada Solidaria o proyectos similares en el futuro?
Haber tenido la oportunidad de ver el funcionamiento de la Fundación desde dentro me ha hecho enamorarme más de la oftalmología, así como darme cuenta de la salida solidaria que tiene. Es por eso, que se sitúa entre mis prioridades como especialidad; por lo que dado el caso, sería un orgullo para mí colaborar como especialista en el futuro en un proyecto que me ha enseñado tanto como alumna.